Carta de un Elemental.

Hoy escribo esta carta para contarles de mis tres años de vida en la tierra, años en los que he contemplado la magia del ser en el filo de lo visible y lo invisible.

Abrí mis ojos con miedo e intenté devolverme por donde había llegado, mas no pude, la atracción de lo humano me hizo quedarme un poco y un poco más, y de a pocos ya puedo contar estos tres años de existencia.

Lo primero que vi fue un cielo azul inconmensurable, oculto en la oscuridad de un fondo negro. Mis extremidades se paralizaron y un entumecimiento generalizado no me permitía moverme. Sí, a pesar de mi inminente nacimiento, tuve miedo, miedo que se prolongó por semanas. Mi naturaleza invisible a los ojos hacía cuestionarme mi propia existencia, eso es una sensación muy rara, es como que de pronto te olvidas que existes y luego reapareces como una puntada en el estómago que te devuelve a la vida.

Luego entendí muchas cosas del mundo, que nada en él se mueve por caminos seguros, sino mas bien es una constante melodía que cambia según sus notas esparcidas en las hojas de un músico, y eso, si es que aquel músico desea seguir tocando o quizás prefiera cambiar su instrumento. Entendiendo esto adquirí seguridad y ya podía movilizarme en el mundo de asfalto sintiendo la alegría de haber sido dotado de existencia, de un ser, de una oportunidad de ver con ojos nuevos.

...Y en el tiempo avancé por delicados hilos que en alguna oportunidad amenazaron romperse, aún así sobreviví fortaleciéndome en el abismo de la muerte. Y esa sensación de morir es la que me ha convertido en un joven-anciano, un elemental sobreviviente que aún danza al ritmo de la música, que aún cubre su lecho de rosas, que aún camina silencioso posando su magia en los rostros que lo acogen.

Me verán en ciertas sonrisas o en el reflejo de una lágrima, me verán en unos paso o en el sonido de pieles en contacto. Es cierto, a los ojos humanos imposible es ver mi esencia, pero más de alguno me ha notado y es posible que me veas a través de estas letras.

Se despide en su cumpleaños, un espíritu elemental entre los hombres.

© Angeles y Demonios 2006